La boca de incendio es un equipo completo de material contra incendios que está fijo y anclado a la pared y conectado a la red de abastecimiento de agua. Puede ser exterior, ubicada en la vía pública, o interior, situada en edificios o empresas. En este compartimento se incluyen todos los elementos necesarios para su uso: manguera, devanadera, válvula y lanza boquilla.
Estos sistemas son los más apropiados para lugares donde se concentran muchas personas y se precise de un sistema de extinción de incendios fácil de usar, eficaz e inagotable, ya que se abastece con agua de la red general. Son apropiadas para atacar pequeños fuegos en sus inicios y se instalan siempre en todos los edificios públicos y en zonas de trabajo como empresas o naves industriales, entre otros.
Es de color rojo y guarda en su interior todo el sistema de la Boca de Incendio Equipada (BIE).
Es el lugar donde se sostiene la manguera de forma rápida y fácil de desenrollar.
Sirve para medir la presión del agua y para comprobar que la toma de agua funciona.
Es la que conecta el sistema contra incendios con la toma de agua.
La manga por la que debe pasar el agua y suele medir uso 20 metros de largo.
También llamada lanzadera, es por donde sale el agua para sofocar los incendios. Suele contar, además, con varias posiciones para lograr una salida de agua distinta según nos interese: chorro, niebla…
Según la normativa vigente existen dos tipos de bocas de incendio, aunque visualmente no existan diferencias considerables. La clave es el caudal de agua que soportan. En base a ello hay dos:
Tiene este diámetro, con una manguera de 20 metros de largo, semirígida, con capacidad para suministrar un caudal de 100 litros por minuto.
Tiene un diámetro mayor, con manguera flexible de 20 metros y una capacidad de suministro de agua de 200 litros por minuto.
Por normativa, estos elementos deben someterse a unas revisiones y controles cada tres meses, cada año y cada cinco años. Así, el mantenimiento trimestral consiste en comprobar la accesibilidad y la señalización, así como todos los componentes del aparato como son la lectura del manómetro, la limpieza y engrase de cierres y bisagras, como también la verificación del inventario. Anualmente se añade, además de estas comprobaciones, la detección de fallos en el funcionamiento de las lanzas en todas sus posiciones y el resto de elementos del sistema. Además, se desmonta la manguera y se ensaya con ella. Cada cinco años se realiza una prueba hidroestática de la manguera con una presión de agua de 15 kilos por cada centímetro cuadrado. Con todas estas inspecciones se consigue que la boca de incendio esté siempre lista para ser usada en caso de necesidad.